jueves, 2 de diciembre de 2010

La ciudad transparente, de Ana Alonso y Javier Pelegrín

Es triste pensar que tal vez yo sea la primera persona de la blogosfera "lijera" en reseñar este libro desde su publicación, a principios del verano. Puede que os preguntéis por qué digo que es triste... y yo os contestaré que se debe a que esta novela es genial, adictiva y original en casi todos sus aspectos, además de tener mucha crítica social tras sus paginas, aunque no todo el mundo sepa verlo.

¿He picado vuestra curiosidad? Pues solo tenéis que continuar leyendo...


"Hubo un tiempo en que las vidas no estaban escritas. Cada hombre improvisaba su historia día a día, hora a hora, añadiendo un acto a otro sin tener en cuenta la estructura o el significado del conjunto. Aquellas gentes esclavas del azar malgastaban su tiempo en tareas rutinarias..."

Así comienza esta trepidante novela —¿gráfica?—, en la que asistimos a una sociedad en la que nada es privado; las vidas de los seres humanos están diseñadas y escritas en un guión, y cuanta más audiencia consiga uno, su vida estará más llena de sensaciones, pues podrá pagar al mejor guionista, y su capital, económico y mediático, aumentará porque los espónsores querrán patrocinar sus aventuras.

Así, el joven Jason, protagonista de una de las vidas más populares de los medios, vive en una burbuja de experiencias a cual más apasionante. Todo ello, hasta que desaparece Minerva, su guionista, y comienza a recibir mensajes holográficos en la terminal de su móvil que no sabe descifrar.

Una novela de anticipación tan real como el futuro mismo.

La sinopsis es bastante esclarecedora, y nos da una presentación inicial bastante acertada. Muy pronto, casi desde las primeras páginas, Jason comenzará a investigar esos misteriosos mensajes que recibe en su móvil. Son guiones que supuestamente proceden de Minerva, su guionista oficial, pero en dichos guiones no aparece él, sino distintos personajes que le resultan desconocidos. ¿Por qué Minerva se los manda a él? ¿Se ha equivocado? Aunado a ello están las circunstancias de la misteriosa desaparición de su guionista. ¿Por qué no contesta sus llamadas?

Pero al mismo tiempo veremos en distintas imágenes, intercaladas con el texto, todo aquello que pasa por los ojos de Alice, la protagonista femenina. Y es que el guión que debe seguir Alice está íntimamente relacionado con el guión de Jason; ellos son lo que la audiencia desea ver.

Jason empezará a investigar, a espaldas de las cámaras que graban su vida, a todas las personas que aparecen en dichos guiones. Intenta asociar las imágenes que le manda Minerva con lo que descubre de sus existencias, pero no es fácil. Pequeños datos que no encajan, defectos en los guiones... ¿qué le quiere transmitir con ellos su guionista? Según va investigando ve que las vidas de todas esas personas tienen más relación entre sí de la que él pudiera haber imaginado en un principio. Algo oscuro está sucediendo en esa sociedad tan mediática, y Jason puede estar al alcance de descifrarlo...

Lo primero que llama la atención al abrir esta novela es la curiosa simbiosis entre texto e imágenes. Por una parte están las imágenes que nos muestran todo aquello que vive Alice o lo que ven sus ojos; por otra está el texto literario normal, como en cualquier otra novela, escrito en tercera persona, que nos enseña lo que vive Jason, y por último hay pequeños fragmentos que son cómic puro, los cuales son los misteriosos guiones que Jason reciben en la interfaz de su móvil. Curioso, ¿verdad? Porque además esas ilustraciones, obra de Pere Ginard, son muy originales. No sabría definirlas en un estilo en concreto, pero encajan bastante bien con la línea general de la novela.

El argumento es bastante adictivo, continuamente ocurren sucesos que llaman nuestra atención y no hay demasiados adornos banales o paja para alargar la novela. Las trazas que rigen sus páginas son el misterio y el suspense; aunque tal vez no se trate un argumento demasiado enrevesado (si lo comparamos con otras obras de los mismo autores, como puede ser la saga de La llave del tiempo) creo que ambos escritores han sabido llevarlo bastante bien a lo largo de su extensión, no demasiado larga, logrando mantener la intriga y las dudas acerca de lo que sucede en la vida de Jason. Se nota la experiencia que llevan a sus espaldas Ana Alonso y Javier Pelegrín a la hora de retratar mundos de ciencia ficción, pues saben definir con bastante naturalidad artefactos futuristas que para nosotros son desconocidos. Con apenas unas palabras podemos imaginarlos con facilidad.

En definitiva, una novela muy recomendable, que curiosamente no está teniendo tanta fama como se podría pensar en un principio. Parece encajar con ciertas corrientes juveniles-adultas que últimamente triunfan bastante acerca de posibles sociedades futuras (Los juegos del Hambre, El corredor del Laberinto... por citar sólo algunos ejemplos) pero se le ha dado poca publicidad a La ciudad transparente, y apenas es conocida. Sin embargo, es una obra que puede gustar bastante, si le dais una oportunidad. Por mi parte, aplaudo a los autores y al ilustrador, además de a la editorial, por haber tenido la idea tan original de editar un libro que cohexione tan bien ilustraciones y texto, en eso que ahora llaman Novela Gráfica ;) .

Podéis leer las primeras páginas pinchando aquí.


2 comentarios:

Anónimo dijo...

Jo, con una opinión así, dan muchas ganas de comprarlo jejej

Óscar L. Mencía dijo...

¡Sheikh! ¿Has leído el mail?