lunes, 30 de enero de 2012

Nostalgia de futuribles

Ahora mismo debería estar haciendo mil y una cosas. De todo menos abrir este blog agonizante y ponerme a teclear, justo aquí, cuando ya casi me había olvidado de lo que era esto. Es irónico que le robe horas al sueño para adelantar trabajos y que luego termine así; son las cuatro menos poco, todavía no he probado la cama y en apenas tres horas he de estar en pie de nuevo para hacer mi trayecto habitual. En lugar de dormir vuelvo a pasarme por aquí, por si alguien quiere escuchar al otro lado lo que tengo que susurrar. Esta noche ha estado marcada por lo inesperado, por los recuerdos que vienen y van gracias a una conversación sincera. Me he levantado un poco la ropa, más de lo que acostumbro. Y sin embargo no ha habido pudor; más bien he disfrutado de un modo que ya había empezado a olvidar.

He recordado la hierba de aquellos parques. La cerveza. Los cigarros. Y ha estado ahí, ahí sentada conmigo, la nostalgia.

No sólo la nostalgia pasada; también contaba con la presencia de la nostalgia de futuribles. Ese sentimiento que nos hace soñar, idealizar y desear un futuro, para luego descubrir que nada es como imaginábamos y hará que brote la nostalgia. No la de las vivencias, sino la de los sueños rotos. ¡Al fin ha sido bautizado el concepto!

Ha habido coincidencias y distinciones, defectos y perfecciones; ha habido un poco de lo que yo necesitaba y los minutos han trepado hasta dar forma al capitel de una nueva columna. Pero no es eso lo bueno que he sacado en provecho, está claro, sino el saber que ya no habrá tanta nostalgia de futuribles. Nostalgia a secas sí, pero no esta otra que ahora tiene nombre y apellido, porque no voy a continuar minándome. Sí habrá, en cambio, este texto en un blog recordándome –¿o recordando a quién?– que el tiempo pasado no fue tan malo, ni mucho menos desaprovechado, y que hay una infinidad de coincidencias hasta en experiencias que podrían parecer diametralmente opuestas.

Tal vez sea el momento de enseñar un poco el culo. Ellos, vean lo que vean, se quedarán ahí, ¿no es cierto? Nos bajaremos los pantalones pues, ya sea en soledad o con compañía.

1 comentario:

Sidel dijo...

Creo que la nostalgia es una sensación que nos acompaña durante toda la vida, yo por lo menos la padezco de vez en cuando en ciertas cosas. Pero no creo que sea mala, porque nos recuerda un tiempo pasado bueno, pero también nos ayuda a pensar que el futuro es moldeable. Saludos.